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El estrés en tiempos de pandemia: una cuarentena agotadora

Esta cuarentena ha sido una temporada un tanto difícil para mí, realizando algunas labores domésticas, ocupándome de cumplir con mi trabajo desde casa y haciendo de enfermera. He aquí la historia de mis dolencias a causa del estrés, el cual para algunos (o muchos) puede no tener sentido.

Por las mañanas, ayudo a mi mamá y a mis hermanas a realizar las labores del hogar. Lo primero que hago durante el día es preparar el desayuno para toda la familia, me gusta tomarme mi tiempo para hacerlo y que quede delicioso. Después de degustarlo, procedo a lavar los trastes sucios y, más tarde, ayudo a mi madre a preparar la comida. Una vez que termino con los quehaceres que me corresponden, comienzo a cumplir con mi trabajo. Soy maestra y, desde que inició la cuarentena, he estado trabajando desde casa, impartiendo clases en línea a través de distintas plataformas virtuales, elaborando videoclases y planeando y desarrollando distintas actividades para que mis alumnos reciban de mi parte una buena preparación académica.

Todo esto ha sido un tanto agotador para mí, puesto que, de esa manera, el trabajo se ha multiplicado. Las actividades que comúnmente eran revisadas de manera grupal, ahora son revisadas de manera individual. El tiempo que me tomaba planear y preparar las clases y elaborar las actividades se ha duplicado. Asimismo, tengo que invertir mi tiempo en la grabación y edición de las videoclases para que el tema sea comprensible para los alumnos.

A mí me gustaría poder impartir las clases por medio de videollamadas o videoconferencias a través de herramientas como Zoom o Skype, o alguna otra. Sin embargo, esto no es tan sencillo para mí ni para los alumnos, por lo menos no aquí en Oaxaca. Ni siquiera es sencillo enviar los archivos y esperar a que los alumnos hagan lo que les corresponde, para nada es sencillo. Al gobierno se le hace muy fácil dar la indicación de que se trabaje de manera virtual. Para ellos, articular las palabras necesarias para emitir ese comunicado de educación a distancia es muy sencillo, pero para nosotros, los docentes, para nada lo es.

Los gobernantes no toman en cuenta que vivimos en un país multicultural donde predominan cientos de grupos étnicos y comunidades vulnerables que viven en la pobreza. El gobierno no toma en consideración que no todos los alumnos viven en las mismas condiciones. Aquí, en Oaxaca, hay muchos pueblos que ni siquiera cuentan con servicio de electricidad o agua potable, ¿cómo se puede trabajar con ellos a distancia? No se puede.

En mi caso, doy clases en el nivel superior y algunos de mis alumnos no cuentan con internet ni con una computadora, por lo que no pueden cumplir con las actividades en un 100%, mucho menos conectarse a la red para recibir sus clases a través de videollamadas o videoconferencias. Por todo ello, debemos trabajar de acuerdo a nuestras posibilidades.

Además de las labores del hogar y mi trabajo, también estoy pendiente de mi abuela, quien hace ya cuatro años sufrió un derrame cerebral que la dejó hemipléjica y, a pesar de continuar recibiendo fisioterapias, no ha podido recuperarse por completo. Hasta hace un par de meses ella ya comenzaba a caminar de nuevo, pero, debido a la contingencia, la Unidad Básica de Rehabilitación del municipio tuvo que cerrar. Yo le ayudo a ella con sus ejercicios, los realizamos 2 veces al día, pero, aproximadamente desde que inició la cuarentena, se ha estado sintiendo mal, frecuentemente de noche. Contrajo una infección urinaria que le ha causado fiebre y otras molestias, que la han debilitado nuevamente.

Yo no me rindo, tengo la esperanza de que ella vuelva a caminar. Así que siempre estoy pendiente de ella para ayudarle con sus ejercicios y atenderla cuando lo necesite. Mi madre, mis hermanas y yo cuidamos de ella, pero cuando le da fiebre, dos personas no son suficientes para atenderla, en esos momentos ella ya no se da cuenta de lo que sucede a su alrededor.

Todas esas actividades me han hecho sentir muy estresada y agotada en lo que va de la cuarentena. Creo que es preciso mencionar que tengo Hiperplasia Suprarrenal Congénita, por lo que mi organismo no sabe cómo lidiar con el estrés. Todo esto me está afectando a tal grado que ahora estoy padeciendo los síntomas de la colitis. A pesar de ello, me quedo con la satisfacción de que mis alumnos reciben un buen ejemplo mío y mi abuela recibe mi cariño y amor.

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